27.1.16

Quiero ver sus caras en la charla...

Hace unos días, unos alumnos del campus de Gipuzkoa de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) me escribieron comentando que en lugar de una clase de Pensamiento y Lenguaje en la facultad de psicología, su profesora había programado para este jueves 28 de enero una presentación del dirigente de Podemos y actual diputado Rafael Mayoral con el tema de la llamada "Ley 25" que este partido ha presentado ante el Congreso. Entre las cosas que inquietaban a los alumnos estaba la extraña exigencia de la profesora diciendo "quiero ver sus caras en la charla", que incluso alguno interpretó como una velada amenaza.

Los alumnos me comentaban que la profesora que ha organizado esta presentación, Patricia Insúa, es una orgullosa militante de Podemos Euskadi y activa promotora de su partido, e incluso me enviaron fotos de ella (exhibidas públicamente en su perfil de Facebook, como se ve en la imagen) en un Fiat 600 propagandista del partido y con el Secretario de Podemos Aragón, Pablo Echenique-Robba.

Todas las fotos han sido compartidas de modo "Público" en Facebook
como lo testimonia el icono del mapamundi junto a la fecha de publicación.
Por supuesto, esto no está a discusión, la profesora Insúa tiene todo el derecho del mundo a militar en Podemos, como lo tendría de militar en el PNV, el PP, Ciudadanos, PSOE, IU, PCPE o cualquier otra organización política. Lo que sí ponían en cuestión los alumnos era la legalidad (en los términos de los estatutos de la UPV/EHU) de una actividad claramente política y partidista, que al parecer no estaría contrapesada por las de otros partidos, la mayoría de los cuales, a fecha de hoy han presentado más iniciativas que el suyo: 3 iniciativas de Podemos, 7 de Ciudadanos, 5 del PP, 10 del Grupo Mixto y 48 del PSOE. Si se trata de enseñarle a los alumnos algo sobre Pensamiento y Lenguaje referido a la política, esa pluralidad sería de esperarse. Y tener alguna relación con la representatividad de cada uno de los partidos.

La inquietud de los alumnos, pues, era que su profesora los pudiera estar convirtiendo en objeto de un acto de proselitismo en favor de su partido político. Una de las muchas pequeñas (y no tan pequeñas) infracciones de Podemos y su entorno a la normativa vigente, en esa apuesta del "todo vale por el poder" que permea todos sus actos.

¿Es legítimo un acto eminentemente político y eminentemente partidista en una universidad, organizado por una docente de modo unilateral y, al parecer, sin la autorización de su propio decanato? Preguntamos a algunas personas cercanas al sector jurídico de la UPV/EHU y la respuesta fue que no, no es legítimo y, de hecho, según la apreciación de un catedrático "hay materia para un expediente académico".

¿Por qué se hace esto entonces? Uno sólo puede especular: la idea de que a Podemos corresponde una inmunidad e impunidad por encima de toda regla, norma, ley, constitución o contrato social, o la convicción de que nadie se enterará y se pueden rascar votos entre los alumnos, o la idea de que ser docente universitario es sólo un trampolín para hacer política estudiantil (lo que, en última instancia, resume la carrera de Iglesias, Monedero, Errejón, Bescansa, Alegre y su entorno secundario).

Evidentemente, es mejor saber que especular, así que le envíe un correo a la persona más adecuada para aclararlo: la propia Patricia Insúa. El mensaje se envió a las 15:09 del martes 26, con copia a su Decana:
Ante todo, un cordial saludo, 
Soy Mauricio-José Schwarz, periodista y escritor, y me permito distraerle de sus ocupaciones para solicitarle de la manera más atenta que me responda de manera breve algunas preguntas cuya respuesta ayudará a que no difunda yo una información imprecisa a través de los medios a mi alcance. 
1. Se me ha informado de que usted imparte la asignatura de Pensamiento y Lenguaje en la carrera de Psicología en la EHU campus Gipúzkoa. ¿Es esto correcto? 
2. Se me ha informado igualmente que usted ha dicho a sus alumnos que dedicará su clase del próximo jueves, a las 11 de la mañana en el aula 1.8 a presentar las iniciativas legislativas del Partido Podemos, llamadas "Ley 25", a cargo del Sr. Rafael Mayoral, abogado y político profesional actualmente diputado por ese partido. ¿Es esto correcto? 
3. En caso de ser correcto lo anterior: ¿cuál es el objetivo académico de la visita del señor Mayoral sustituyendo una clase de su asignatura? Mi entendimiento es que la “ley 25” consta de 4 propuestas hipotecarias, de servicios públicos y de copago sanitario que no parecen tener relación con la asignatura de acuerdo con el programa oficial de la misma contenido en este documento: http://www.ehu.eus/documents/1358119/1579239/Programa_psicologia_pensamiento_lenguaje.pdf
4. Si la actividad es académica, mi pregunta sería cuáles son los criterios para elegir a ese partido en concreto, de entre todo el abanico partidista español, y este tema en concreto. 
5. Si la actividad no es académica sino simplemente política, ¿tiene previsto invitar a dirigentes de otros partidos para que presenten sus propias iniciativas? Pondría por ejemplo al PSOE y las 32 proposiciones de ley que ha registrado y que en gran medida coinciden con lo que propone el Partido Podemos, o las de alguna otra agrupación. Si lo tiene previsto, ¿cuándo ocurrirá esto y con qué dirigente? Si no lo tiene previsto, ¿puede comentar brevemente por qué? 
6. Ignoro si un profesor de la EHU puede llevar a cabo actividades políticas en su horario lectivo bajo el paraguas de la libertad de cátedra. Según veo, en el Artículo 6, párrafo 3 de los estatutos de la UPV-EHU, “3. La UPV/EHU se inspira en el espíritu crítico de la ciencia y en el respeto al pluralismo ideológico”. ¿Es compatible la idea del pluralismo ideológico con la invitación a un solo partido a presentar sus actividades y propaganda? En este sentido, también, me permito remitir copia de este correo a la Decana de la Facultad, Doña Ana Vergara, para que haga, si lo desea, los comentarios que considere oportunos. 
Atentamente,
Mauricio-José Schwarz
 
Menos de una hora después, la decana Vergara me respondía con un atento mensaje explicando que ella no tenía ninguna información sobre la actividad hasta el día anterior por la tarde, cuando recibió una queja de un alumno o alumna. Me indicó que, en consecuencia: "la Dirección del Departamento responsable de la docencia de la asignatura aludida, ha sido informado esta mañana y está realizando las gestiones oportunas que, si lo desea, cuando me sean comunicadas puedo trasladarle". Incluso me ofreció su teléfono en la universidad para cualquier consulta adicional que yo tuviera. Era alarmante, sí, la idea de que este acto político partidista se hubiera organizado sin que lo supieran ni la Decana ni la Dirección del Departamento.

Una hora más tarde, la decana me volvió a escribir para señalar que la charla del diputado era parte de "una de las prácticas de la asignatura en las que se aborda el análisis crítico del discurso". El único problema de esto es que el "análisis crítico del discurso" no aparece en el ya citado programa oficial de la asignatura, pero es posible que sea parte no mencionada de algún apartado. A continuación, me informa: "la dirección del departamento y la profesora a la que usted ha aludido, han acordado suspender la charla".

Le escribí de vuelta preguntando el motivo por el cual se había tomado esta decisión.

En todo este proceso, quien no respondió a las preguntas fue precisamente la persona más indicada para hacerlo: la profesora y militante, la responsable de la organización del acto, la que advirtió a los sorprendidos alumnos "quiero ver sus caras en la charla".

El último correo de la decana, tan amable como los otros dos, es un ejercicio dedicado a eludir explicar qué pasó. Si todo era correcto, ¿por qué no siguió adelante la charla de mañana? Si había algo incorrecto, ¿qué era y qué tan grave como para que se cancelara una charla con menos de dos días de antelación? Si sólo un alumno se quejó, ¿por qué se le dio entidad a la queja? Y si influyó (lo dudo) mi amable intervención, ¿es malo decirlo?

Y ¿por qué la profesora no ha tomado la palabra, quedando así sin respuesta las 6 preguntas que le envié?

A ver si usted, que lee pacientemente esto, me explica los motivos por los que se canceló el acto político del diputado Mayoral:
Las modificaciones de actividades suelen producirse cuando detectamos que alguna actividad puede ser modificada por otra más acorde con las competencias que debe adquirir el alumnado, con la disponibilidad de recursos, e incluso con las preferencias del alumnado, siempre y cuando el objetivo formativo no se vea afectado. 
Nuestro Centro pretende gestionar con el objetivo de la mejora continua y para ello tenemos siempre muy en cuenta las opiniones de todos los colectivos implicados, profesorado, personal de administración y servicios, alumnado, centros colaboradores en las prácticas externas, etc. Así se ha realizado en este caso, en el que se ha recibido en nuestro procedimiento de sugerencias, quejas y reclamaciones, la propuesta de un/a alumno/a (de los aproximadamente 250 que cursan esta asignatura), la cual ha sido valorada por los responsables de la docencia de esa asignatura, optando por no llevar a cabo una actividad que no estaba inicialmente programada en la misma, y continuar con la programación inicialmente establecida. Según nuestro sistema de garantía de calidad de la titulación, los cambios en las actividades programadas en las asignaturas, en el horario de clases o en el calendario de examenes, cuando no provienen del equipo decanal por causas sobrevenidas, deben contar con el acuerdo de todas las personas implicadas, es decir, profesorado y alumnado.
Algo, pues, no estaría tan bien en todo el asunto. Pero no nos lo van a decir. Cosa que es frecuente, de modo alarmante, cuando el asunto es el partido de Pablo Iglesias, que no consigue hacer nada con transparencia, claridad y apertura. Ni siquiera promover las proposiciones de ley de sus diputados.

4.1.16

Mentira política y uno mirando

Poco antes de mudarme definitivamente España, a fines de 1998, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México me encargó la realización de un festival literario, musical, gastronómico y artesanal que vendría a revivir la tradición de los festivales que en el pasado habían organizado anualmente grupos de izquierda como el Partido Socialista Unificado de México, el Partido Mexicano de los Trabajadores y, claro, el Partido Comunista.

Probablemente el último vestigio del
Festival del Sol, un boceto del cartel
que se usa para forrar una caja de cartas.
El llamado "Festival del Sol", en alusión el símbolo del partido, un sol negro de inspiración prehispánica sobre fondo amarillo, contaba con un presupuesto limitado, ambiciosos planes ilimitados y un equipo excelente de profesionales de la promoción cultural, seleccionados por mí, que sabían hacer que ocurrieran las cosas en salas de conferencias, escenarios, ferias del libro y ferias de artesanía y gastronomía. Contaba también con una gerente seleccionada por el partido, una experimentada y habilidosa profesional de la política que detestaba la idea del festival, detestaba a todo el equipo de advenedizos de fuera del partido que lo estaban organizando (ninguno de nosotros militamos en el PRD, aunque fuéramos simpatizantes y yo, personalmente, asesor de comunicación -sin sueldo- de Cuauhtémoc Cárdenas de 1993 a 1999), me detestaba a mí personalmente con entusiasmo digno de mejor causa y, sobre todo, tenía planes propios para el presupuesto que se había asignado al festival.

Para dar una idea de los niveles a los que queríamos llegar, recuerdo a la responsable del encuentro político-literario llegar a informarme un día (sería 8 de octubre) que acababa de hablar con José Saramago y que éste se disculpaba por no poder asistir al festival como se había comprometido a hacerlo porque esa mañana le habían concedido el Premio Nobel de Literatura. Vendría también Pasqual Maragall, por entonces alcalde socialista de Barcelona, junto con otros alcaldes de izquierda de varias ciudades del mundo (incluida la nuestra, claro, donde el jefe de gobierno era Cuauhtémoc Cárdenas), y el cantautor argentino León Gieco, lo mejor de la música independiente de calidad en México, las más importantes editoriales, destacadas cooperativas de artesanos y buenos restaurantes, en una mezcla heterogénea inspirada en la Semana Negra de Gijón, y sin precedentes en la ciudad de México. Al mismo tiempo había que gestionar a simpatizantes que ofrecían publicidad y servicios a precios mínimos o gratuitamente (como el cartel cuyos restos puede ver al principio de esta entrada), y ser muy cuidadosos para en ningún momento usar el poder que implicaba el que el PRD gobernaba la Ciudad de México para pedir ni aceptar prebendas, regalos, apoyos interesados o ayuda proveniente del temor de perder el favor del gobierno de la ciudad o esperando recibir favores a cambio. La organización partía de una honestidad sin fisuras. Al parecer esto tampoco llenó de júbilo a la gerente, que esperaba extorsionar un poco a los empresarios, quizá a los de las vallas publicitarias, a los de la radio, a los de los diarios, a los hoteleros, para obtener gratis elementos que teníamos que pagar (y que teníamos el dinero para pagar).

Las pocas reuniones que tuve con la gerente renuente fueron secas como el desierto y ásperas como sus arenas, pero siempre manteniendo la indispensable cortesía republicana. Bloqueó cuanto pudo los pagos de los miserables sueldos que mis responsables habían aceptado, por compromiso y amistad, cobrar por el proyecto, y desbloquearlos fue como cavar el canal de Panamá con las manos. Cuestionaba todo y nos miraba con odio mal disimulado. Qué digo mal disimulado... nunca intentó disimular que nuestra ruina sería su alegría.

Cuando la tensión subió hasta niveles excesivos, se organizó una reunión con el Presidente del PRD de la Ciudad de México, Armando Quintero. Mientras yo explicaba que nos estaban poniendo palos en las ruedas, la gerente, muchísimo más avezada que yo en la lucha palaciega (y aprovechando que yo no quería el poder ni hacer carrera en el partido, sólo quería hacer un festival guapo y además no sabía jugar ese ajedrez), me pinchó insistentemente hasta que perdí los estribos y levanté la voz, indignado por el sabotaje al que nos sometía. En ese momento, revelando más tablas que Sarah Bernhardt y que una fábrica de mesas de comedor, la mujer se derrumbó, empezó a llorar... sacó un pañuelo que tenía preparado y le dijo a Quintero que así era siempre, que yo solía entrar a su oficina gritándole, insultándola, que ella estaba sufriendo enormemente, que yo era un energúmeno y ella Blanca Nieves indefensa (su indefensión era como la de Terminator).

Recuerdo vivamente que me quedé sin habla durante unos instantes antes de defenderme y decir que no, que eso no era verdad, que yo sería incapaz de entrar a la oficina de nadie a humillarlo y hacerle llorar, sino que, al contrario, habíamos sido nosotros, los organizadores, las víctimas de las maquinaciones de la gerente, que se sonaba los mocos ante el gesto aterrado de Quintero.

No se sorprenderá usted si le cuento que el festival nunca se realizó, se cancelaron los planes, se liquidó a los trabajadores y el presupuesto se utilizó para contratar a un famoso compositor mexicano (no diré nombres, pero es un pianista yucateco bajito de fama internacional) para que amenizara la fiesta de fin de año del partido, ya no para todos los habitantes de la ciudad, sino para los dirigentes y algún militante.

En 2003 se hizo un festivalillo llamado, que ya se tenía la marca, "Festival del Sol", para celebrar el aniversario del partido. El compromiso era celebrarlo cada año. Nunca se volvió a llevar a cabo.

¿Y a qué viene esto? Aunque yo, como todos los seres humanos, estoy familiarizado con la mentira, hay un nivel de mentira descarada, preparada, malévola, manipuladora y fríamente calculada que me deja tan helado como la capacidad de la violencia física porque, seguramente debido a algún problema en mi desarrollo neurológico-cognitivo, no puedo concebir que alguien haga eso y, por supuesto, estoy impedido de hacerlo yo mismo.

Y ese nivel de mentira lo he visto en acción pocas veces. Con alguna directiva de movimiento universitario formada en la IV Internacional, por ejemplo, que ya he contado, y, últimamente, en las falsas negociaciones de Podemos para decidir la alcaldía de Gijón y los presupuestos de Asturias. En ambos casos, vi a aquella colmilluda experta en política manipuladora de viejo cuño reflejada en los dirigentes del presuntamente nuevo partido para llevar adelante su proyecto sin un ápice de buena fe. Si yo había querido hacer un festival bastante inocente, el PSOE e IU en Gijón habían querido hacer un ayuntamiento que funcionara de la mejor manera basado en 36 acciones bien identificadas y hasta estudiadas en el punto crítico que es "¿de dónde sale el dinero para esto?" o, como dicen los economistas, ¿quién lo paga?, mientras que también el PSOE e IU a nivel asturiano habían desarrollado juntos el presupuesto más social de la historia, con más del 69% de los recursos dedicados a gasto e inversión social, dejando libre apenas el mínimo para mantenimiento, servicio de la deuda y gasto corriente.


Fragmento de la reunión de falsas negociaciones entre PSOE, IU
y la marca de Podemos en Gijón.

Pero la gerente no quería festival, quería el dinero. Y la marca de Podemos en Gijón no quería un ayuntamiento operativo, quería impedir que el PSOE gobernara y para ello acabó entregando la alcaldía a la ultraderecha de Paco Cascos. Y los hace poco okupas profesionales de Podemos Asturias no quisieron nunca tener unos presupuestos que resolvieran problemas, sino dinamitar el gobierno del PSOE porque en ello ven su futuro político, aunque para ello tuvieran que actuar concertadamente con el PP.

La derecha y Podemos unidos para tirar unos presupuestos sociales.

No soy ingenuo, o al menos no del todo. Sé que la política es el arte de la simulación en gran medida, que se hace por el poder y no sólo para que los idealistas veamos concretadas medidas benéficas para los más precarizados de la sociedad, y que los dirigentes juegan juegos en los que uno en las bases no participa y a veces ni conoce. He visto también, mientras cronicaba la lucha en la Ciudad de México, a políticos con grandes ambiciones pastorear a ciudadanos que luchan por la vivienda y usarlos como escalón para subir a puestos desde los cuales nunca más bajarán la vista para verlos de nuevo.

Pero que sepa que eso existe no hace más agradable la experiencia de darse con él de frente, sobre todo cuando generalmente ocurre en dos contextos: cuando un delincuente es pillado con las manos en la masa y proclama su inocencia... y en política, cuando se oculta el objetivo real para engañar a la gente... y de hecho ya se tiene preparada la campaña publicitaria que le echará la culpa al adversario de que se rompan las negociaciones que en realidad no se querían tener porque no hay disposición a negociar.

Y estos recuerdos, algunos ya añejos, otros de junio de 2015 y otros de hace unas semanas, me hacen ver el diálogo del PSOE con Podemos en condiciones similares. La hoja de ruta de los zares de Somosaguas no cambiará haga lo que haga el PSOE, porque su objetivo es alcanzar el poder, y mientras no lo alcancen, no harán mucho por la gobernabilidad sino que harán lo posible por agudizar leninistamente las contradicciones del sistema que pretenden demoler, a fin de que éste mismo colabore a su destrucción siguiendo las leyes marxistas de la historia que siempre fallan, pero ése es otro tema. No creo en la honestidad ni en el interés de la formación de Somosaguas en negociar nada en serio, y sí en usar las negociaciones para denigrar, acusar, humillar y atacar al PSOE planificando el "sorpasso", la remontada, el adelantamiento del PSOE por parte de Podemos que ha sido su objetivo explícito. Ninguna otra cosa les interesa, como a mi gerente no le interesó nunca nada más que ponerle las manos encima al presupuesto del Festival del Sol para hacer con él otra cosa que más le gustara y mayor rédito político le pudiera aportar.

Entenderá usted, pues, que a veces, sobre todo en el accionar de la peor parte de la izquierda, no sienta yo tantas diferencias entre México y España, no sienta que me separa de entonces y ahora ni un océano ni 17 años, ni sienta diferencia entre la derecha y esa peor parte de los nuestros, porque el enemigo, al final, son los mismos. Y se unen con frecuencia.

En Extremadura, como en Asturias, la "nueva política" vota
con el PP y Ciudadanos por así convenir a su proyecto.

Y entenderá que me preocupe porque, pocos años después de aquél incidente, los políticos avezados como mi gerente se apoderaron totalmente del PRD, convirtiéndolo en cómplice del PRI, en agencia de colocaciones y reparto de dineros corruptos y modelando un primoroso desprecio a las necesidades de las mayorías, que primero tienen que aplaudir y después ya veremos si las conducimos o no hacia donde deben ir, porque solas se pierden, ya sabe usted. Si no, no necesitarían líderes absolutos. Ni en México ni en España.